
Los mormones se casan para toda la eternidad. Con ellos no sirve la frase de “hasta que la muerte nos separe”, ellos se casan y punto. O, mejor dicho, se casan sin punto, sin final, para siempre, convirtiendo el matrimonio en eterno, lo que demuestra el mucho amor que sienten -al principio- los esposos. Pero esa fe enorme de los novios no es exclusiva de los seguidores de Joseph Smith, que...