
Cada día se parece más Celine, ya no sólo por la prosa, también por un aspecto desaliñado y desaseado incluso para los cánones franceses. Se deja querer como icono de la resistencia ante el pensamiento único, el callejón ese de lo correcto que nos empuja al precipicio. Por decir que el islam le parecía una religión idiota le llamaron racista y le sentaron delante de un juez, pero en vez de...